miércoles, 6 de abril de 2011

Códice revelaría un tesoro maya

Un científico alemán asegura haber descifrado el llamado Código Maya de Dresde y descubierto en uno de sus capítulos indicaciones precisas que conducirían a un gran tesoro de oro de una cultura desaparecida en las aguas del lago de Izabal de Guatemala.
“El Código Maya de Dresde conduce a un gigantesco tesoro en Guatemala de ocho toneladas de oro puro”, afirma el matemático Joachim Rittsteig, desde hace 40 años estudioso del documento, en declaraciones que publica hoy el rotativo alemán Bild.
Añade que “en la página 52 se habla de la capital maya de Atlan, que resultó destruida por un terremoto el 30 de octubre del año 666 antes de nuestra era. En la ciudad se guardaban 2.156 tablas de oro en las que los mayas grabaron sus leyes”.
El tesoro se hundió junto a la ciudad en las aguas del lago de Izabal, situado al este de Guatemala, cuyos restos han sido localizados por el científico alemán gracias a imágenes de radar tomadas en la zona.
“En ellas pueden verse claramente los restos de la ciudad. En las ruinas de una fortaleza se aprecia el sarcófago de piedra en el que podrían encontrarse las 2.156 tablas de oro. Los datos de que dispongo muestran el lugar con un margen de error de 10 centímetros”, asegura Rittsteig.
El experto, que busca actualmente patrocinadores para una expedición a Guatemala, calcula que “solo el valor del oro de las tablas asciende actualmente a 211 millones de euros” (unos 290 millones de dólares).

VALIOSO. Las páginas del código de Dresde. (LVD/La Vanguardia)
El Código Maya de Dresde, redactado sobre el año 1250 de nuestra era por sacerdotes mayas, es uno de los cuatro grandes documentos que se conservan de esa cultura y se encuentra en poder de la Biblioteca Estatal de Sajonia, al este de Alemania, desde hace 272 años.
El código fue descubierto en 1739 en poder de un hombre acaudalado de Viena -sin que se sepa como llegó a sus manos-, quien lo regaló a la biblioteca de Dresde, que lo conserva bajo un cristal blindado en su sala de tesoros documentales.
Joachim Rittsteig ha dedicado prácticamente toda su vida a descifrar el valioso documento, compuesto por 74 páginas con 3,56 metros de largo y un total de 74 jeroglifos distintos.
El Código Maya de Dresde contiene la práctica totalidad de los conocimientos de la cultura maya, entre ellos los astronómicos o médicos, y en su última hoja describe el apocalipsis o fin del mundo, que debería tener lugar el 21 de diciembre de 2012.

Escepticismo en Guatemala

Mónica Claudina Urquizú, directora del Instituto de Antropología e Historia, de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, expresó que respetan la opinión y los datos de Rittsteig, pero él es matemático y no epigrafista.
Agregó que la evidencia arqueológica indica que los mayas prehispánicos nunca utilizaron el oro en grandes cantidades hasta el período Posclásico (900-1524 d. C.), y de eso existen muy pocos ejemplos.
La funcionaria expuso que si Rittsteig quiere llevar a cabo alguna investigación en el Lago, primero debe solicitar el permiso a la Dirección General del Patrimonio Cultural, y si llena los requisitos que la ley exige, entonces se firmaría un convenio con esa institución.




La leyenda de “El Dorado”0Archivado en Mitología

Réplica de El Cacique de El Dorado con su vestimenta ritual.
Todo comenzó en la aldea de Guatavita, poblado lacustre de la Laguna del mismo nombre, ubicado más o menos a 50 kilómetros al norte de Bogotá.

Sorprendida la mujer del Cacique de Guatavita en flagrante adulterio, fue condenada a un inmundo e infame suplicio. Y, para que no olvidase nunca el pecado cometido, el Cacique ordenó que cantasen el delito los indios en sus borracheras y corros no solo en el cercado y casa del Cacique, a la vista y oídos de la mujer, sino en los de todos sus vasallos… para escarmiento de las demás mujeres y castigo de la adúltera. Desesperada, la cacica se lanzó con su hija a la laguna de Guatavita donde pereció ahogada.

Angustiado y lleno de remordimientos, el Cacique se abandonó a los consejos de los sacerdotes para expiar la muerte de su esposa y de su hija. Los sacerdotes le hicieron creer que su mujer vivía en un palacio en el fondo de la laguna y que debía honrarla con ofrendas de oro.

El rito de expiación debía cumplirse varias veces al año. Los indios debían llevar sus ofrendas de oro y esmeraldas y lanzarlas a la laguna, de espalda, sin mirar lo que ocurría en ella. El Cacique completamente desnudo, cubría su cuerpo de una sustancia pegajosa y sobre ella echaba gran cantidad de oro en polvo, luego subía a una balsa y se internaba hasta el medio de la laguna donde hacía sacrificios y ofrendas de oro y esmeraldas y luego se bañaba en las aguas para dejar en ellas el oro en polvo que cubría su cuerpo.

Al escuchar esta historia Sebastián de Benalcázar, dicen que exclamó: “¡Vamos a buscar este indio dorado!”. Según los cronistas, fue así como comenzó la leyenda de El Dorado, que como las viejas consejas de entierros, se corre de lugar cuando no lo busca la persona adecuada.

Y así ocurrió porque cuando los españoles comenzaron a buscar al Dorado, el rito había dejado de celebrarse por las guerras entre los guatavitas y los muiscas. Muchas veces se pisó las tierras de Guatavita y nunca se supo que ese era el lugar señalado por la leyenda (histórica en este caso). Así la leyenda se fue convirtiendo en mito, hasta perderse en una bruma legendaria de sacrificios, esfuerzo y locura. De los mitos que nimban la conquista de América, El Dorado es, seguramente, el más resonado y el más oscuro, simultáneamente.

La tentación del oro que acompañó el descubrimiento de América, se convirtió en una verdadera obsesión entre los conquistadores una vez que conocieron la riqueza de Tenochtitlán en México y las más aún incalculable del Imperio Inca. Por tal motivo, las historias que se contaban de El Dorado se convirtieron en la pesadilla de los aventureros, y como a toda ilusión, la buscaron por doquier en el Nuevo Continente.

Publicado por admin @ 29 enero 2010
Etiquetas: dorado , incas , oro , peru

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