viernes, 9 de noviembre de 2012

LA TECNOLOGIA DE LOS DIOSES


Si repasamos los textos sagrados de casi todas las religiones del mundo, veremos como, de madres estériles, ancianas, incluso vírgenes, nacen hijos que finalmente terminan siendo caudillos, científicos o seres capaces de liderar un cambio histórico, social o religioso. ¿Cómo es posible tal milagro? Pues la respuesta esta en el dogma o el misterio, tan prodigado por las religiones al uso, o bien tenemos que entrar en otras hipótesis más lógicas, aunque no por ello menos asombrosas. Me estoy refiriendo al tutelaje, siembra y seguimiento, que nuestros padres genéticos venidos del espacio, han propiciado sobre nuestra raza. Nos guste o no, somos el resultado de una siembra de genes venidos de varias galaxias que producirá en el futuro un mestizaje muy curioso y en todo caso insólito. ¿Es este el modelo de vida en el Universo? Probablemente sea así. Sobre todo si comparamos el propio modelo terrestre de las colonias y del mestizaje de las naciones en los descubrimientos de las razas de los diversos continentes.

Hasta aquí, lo que a mi entender resulta ser el proceso del origen humano sobre el planeta, pero quiero contaros una experiencia en meditación que puede darnos otras respuestas, no tanto al modelo físico, sino a la mecánica propia del espíritu del ser en su devenir y en su paso por esta reencarnación:

Vi un planeta donde la evolución era absolutamente impensable para el ser humano. La raza que allí habitaba, semejante al hombre, totalmente antropomórfica, de pelo rubio y de talla alta y espigada, observaba una ley basada en la Paz, la Justicia y el Amor. Se trataba de un planeta donde no había noche, puesto que en su sistema Solar había dos Soles en los extremos del mismo. De tal manera que cuando salía un Sol, se ponía el otro, haciendo que la vida fuera en plena luz, tanto física como espiritual.

Había un templo o una especie de universidad donde los científicos, que dirigían el planeta estudiaban en armonía, produciendo un progreso impensable para el hombre. La escena, no obstante estaba referida a un joven de rasgos alegres y bellos que había sido llamado a una entrevista con el Ser Superior, que de una u otra manera regía su destino, o en todo caso, conocía los misterios del espíritu.

- Hijo mío; deberás prepararte y estudiar la Genética, la Biología y el comportamiento de las especies de la Galaxia, puesto que cuando acabe tu ciclo entre nosotros tendrás que reencarnar en la Tierra.

El muchacho puso una cara de espanto y de contrariedad, a la vez que replico:

- Maestro ¿Tan malo he sido que el Consejo me castiga con tal destino?

- Deberías dar gracias a la Suprema Inteligencia por haberte designado para tal tarea, puesto que además de ayudar a los seres humanos, tu evolución tendrá una aceleración extraordinaria.

- Pero el peligro de caer y de no retornar a mi casa, mi familia y mi pueblo es enorme. Los maestros nos han mostrado la vida en la Tierra y su estado evolutivo es propio del reino animal. En esta raza no se practica ninguna virtud y están en proceso de auto-aniquilamiento. ¿Cómo puedo yo ayudar, sin peligro de morir en el espíritu?

- El consejo ha previsto que nazcas en el tiempo preciso y con los medios necesarios para realizar una misión, que llevará a los hombres a un mayor estado de conciencia. De antemano te diré que morirás en la materia entre los seres humanos, que no aceptarán tu filosofía, pero pasados unos años, después de muerto serás venerado porque lo que les enseñaste dio un fruto maravilloso entre los jóvenes, que propiciarán un cambio.

La escena, más o menos rica en detalles, recogía la idea de que un ser elevado de un planeta superior debía reencarnar entre los hombres, como lo hicieran antes otros profetas y enviados y rompiendo los dogmas y atavismos de la incultura de nuestra raza, tenía que propiciar un ascenso evolutivo a cuenta de su sacrificio y muerte. En la meditación veía que este modelo se había repetido cientos o miles de veces en nuestro planeta. Comprendía la lógica de los dioses en su afán de intervenir entre nosotros, no con sus naves interplanetarias, sino haciendo un supremo sacrificio que pocos o nadie puede entender.

Lo curioso es comprobar la paradójica del tiempo, puesto que yo veía al joven del planeta varios miles de años atrás y por otra parte veía que esa reencarnación se estaba dando ahora entre nosotros. ¿Cómo había podido pasar tanto tiempo?

El mismo maestro que había visto hablar al joven de la visión me dijo:

- El espacio y el tiempo de los distintos universos no son iguales, Hay universos que en forma paralela al vuestro, viven o en el pasado o en el futuro de vuestro tiempo; aún viviendo en su propio presente y por otra parte todos los universos en un presente existencial percibido por una conciencia superior que todo lo compenetra.

Aquella explicación me parecía simplemente complicada, pero estando elaborando este reproche en mi cerebro, el maestro me hablo sin mover los labios:

- El espacio y el tiempo solo existen si los percibe la conciencia. Imagínate que junto a ti vive un esquizofrénico, que se cree que es Julio Cesar. Tu vives en el siglo XXI, pero el está viviendo en el tiempo de la antigua Roma y a la vez sois percibidos por mí que estoy en la dimensión astral y que ahora me asomo a tu meditación. Tú estás en tu espacio y tiempo, ¿Pero sabes dónde estoy yo? Evidentemente no estoy en tu espacio, aún asomándote a tu tiempo.

Aquellas explicaciones me daban más elementos de confusión. Yo lo entendía en la meditación, pero me resulta imposible expresarlo con palabras. Quizás deba dejar este tema para más adelante, puesto que el objeto de este relato no es entrar en disquisiciones metafísicas.

- Este joven que has visto ha tomado cuerpo en tu planeta hace unos años. Será un líder extraordinario con una fuerza inusitada. Para vosotros sería la reencarnación de Hércules, el mito de la Fuerza, la nobleza y el valor.

Luego vi claramente una fecha en mi cerebro. 14.8.1987. Me parecía una fecha familiar. Pero me sorprendía de que pudiera ver con tanta nitidez la fecha en mi cerebro, que, por otra parte, asocié al nacimiento del niño.

Luego vi al joven de mayor. Yo ya había desencarnado del planeta y lo podía ver desde otra dimensión. Era un ser fuerte, decidido y noble, como me había anunciado el maestro. Pero lo que me sorprendió es ver sobre su cerebro una especie de lengua de fuego, o bola de color rojo que hacía de trasmisor con una astronave que le seguía desde lo alto. Los seres humanos que vivían junto a él, no veían ni la lengua de fuego ni la nave. Al parecer vibraba en otra dimensión. Sin embargo, hacía de perfecto trasmisor con los dioses y en consecuencia la mayoría de los actos, inspiraciones y verbalizaciones de aquel ser estaban controladas desde la astronave.

Pero no solo pude ver al joven, sino a otros tantos seres que ahora mismo, en este tiempo, y en tiempos antiguos tenían las mismas lenguas de fuego. Vi con cierta frustración que la mayoría de los seres que han cambiado la vida del hombre desde la sabiduría y la ciencia, han tenido los mismos “aparatos” impuesto por los dioses. Vi que ahora mismo hay varios cientos de miles de estos aparatos sobre personas inconscientes que al parecer están dando un impulso al mundo. Son seres que no se interesan por el fútbol, la droga, los valores de la actual Humanidad, sino que viven la virtud, el esoterismo, la alimentación adecuada, la meditación. etc. etc.…. El maestro me dijo:

- Como dice vuestro libro sagrado, Los elegidos están todos contados y anotados en el libro de la vida. Ellos son nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras bocas. Ellos harán el cambio deseado en el tiempo.

Desgraciadamente no sé donde vive ahora este joven que tendrá diecinueve años, pero sé que existe.

Luego en casa, levanté la carta natal del 14.8.1987 y me quedé asombrado y maravillado, puesto que en ese día la mayoría de los planetas están en un gran trígono de fuego, que daría un ser como lo había descrito el maestro en la meditación. Pero me parecía aún más maravilloso que un ser de otra Galaxia reencarnara en nuestro planeta en un tiempo y con una carta astral que, de una u otra manera, hablaba de una extraordinaria herramienta para hacer su misión. ¡Que tremenda precisión tiene el Cosmos o la Suprema Inteligencia para mover sus peones de carne de acuerdo a una ley lógica y desde otro espacio y tiempo!

Por supuesto que esa fecha me resultaba familiar puesto que en esos días se celebró la “Convergencia Armónica” fecha que el Calendario Maya cita como el comienzo de un cambio extraordinario en el mundo. Es el momento preciso en que los ciento cuarenta y cuatro mil danzadores del Sol enrollarán su serpiente empluma (aura) en su cuerpo y comenzarán a trabajar para llegar al final de esta civilización en el 2012, fecha en que precisamente acaba el calendario Maya y donde comienza la “Era de las Flores”.

Y en igual medida retomé la lectura del libro de Preston B. Nichols, “Encuentro en las Pléyades” que habla de estos alucinantes implantes, o “lenguas de fuego” que al parecer son ahora mismo una realidad entre nosotros.

Realmente los “dioses” tienen un tremendo control sobre nosotros al margen de nuestra ignorancia que no puede ver donde ven los ojos del espíritu y que no podemos escuchar los sonidos del alma. Realmente la tecnología de los dioses es absolutamente alucinante y fuera de la comprensión humana.

La percepción de la mayoría de los mortales no va más allá de los sentidos corporales. Tendríamos que desarrollar una visión psíquica y una super-inteligencia para comprender que una Ley Suprema absolutamente precisa puede hacer encarnar a un ser desde otra galaxia en un minúsculo planeta, para conseguir dotarle de la alineación planetaria que se da cada cinco mil años. Es alucinante traspasar el espacio y tiempo de los diversos universos y movilizar toda una lógica infinita para que en una fecha determinada nazca un ser que a su vez está vinculado a un futuro y a unas acciones predeterminadas por dicha Suprema Inteligencia. Resulta extraordinario ver que todo está escrito de antemano y que nosotros los pobres mortales tan solo interpretamos un papel inconsciente en una obra de teatro a la que hemos sido invitados sin saber el porqué.

Resulta aún más grotesco contemplar al “listillo de turno” filosofar sobre tal o cual cosa, desde el lado de la materia sin darse cuenta que otra tecnología de naturaleza astral está controlando la raza y moviendo las piezas del destino sin que podamos hacer gran cosa. Sin duda deberemos, antes o después, replantearnos las leyes de la Física, los conceptos éticos, históricos y el origen de las cosas, si queremos evolucionar hacia un estado de conciencia superior.



Lice Moreno

www.heliocentro.org

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