lunes, 7 de marzo de 2016

"Los extraterrestres vienen a recuperar los sentimientos"

"Los extraterrestres vienen a recuperar los sentimientos" - El experto charló con Crónica.

"Los extraterrestres vienen a recuperar los sentimientos"
El notable investigador peruano Sixto Paz Wells visitó la redacción de Crónica. Afirma que los seres extraplanetarios necesitan aprender de los seres humanos.
POR: GRUPO CRÓNICA
20/09/2015 20:09:12

Marco Bustamante
Jorge Fernández Gentile

paranormal@cronica.com.ar

La sensación que nos produjo reportear al investigador, historiador y afamado ovnílogo peruano Sixto Paz Wells fue la de estar frente a una verdadera eminencia en todo lo que tiene que ver con ese fenómeno que tanto intriga a la humanidad. Empero, además, este hombre, que se ha contactado innumerables veces con seres de otros mundos y que desde el Aeroparque Jorge Newbery llegó hasta la redacción del diario sin paradas previas y aún con sus valijas a cuestas, ratificó con claridad, y a la vez con humildad para compartir sus conocimientos, que no estamos solos y que somos observados por seres de lejanos planetas. Y nos dejó una frase que quedó flotando en el ambiente: “Vienen a buscar algo que solamente los seres humanos tenemos: los sentimientos. Ellos avanzaron tanto en lo tecnológico que descuidaron ciertos aspectos, como los sentimientos, y eso es lo que quieren rescatar...”.

El inicio de todo.

Así resumió su interés por la temática. “Si realmente existe alguien que me marcó fue mi padre, quien investigaba el fenómeno mucho antes de que yo naciera. Era amigo personal de Fabio Zerpa y fue asesor científico en materia de astronomía. En ese ambiente crecí. Él, desde que era pequeño, me enseñó a pensar que en un Universo tan grande lo raro no era que hubiese vida fuera de la Tierra, sino que no la hubiera. Solo pueden visitarnos aquellos que están tecnológicamente más avanzados, porque las civilizaciones que están igual o en inferioridad de condiciones tecnológicas que nosotros todavía no pueden realizar este viaje”, nos contó.

El primer contacto.

Hace más de cuatro décadas Sixto vivió su primera experiencia con extraterrestres, pero recuerda el episodio con lujo de detalles: “Formo parte de un grupo de personas que dimos un paso más allá de la investigación de mi papá. A través de la meditación, del hatha yoga y mantra yoga, nos predispusimos para crear un estado mental colectivo positivo que facilitara la experiencia del contacto. Realmente fue un juego, nunca pensamos que pudiera dar resultado. Durante una meditación recibimos un mensaje psicográfico, que es una canalización telepática mediante la escritura automática pero consciente (no había trance alguno). Supuestamente un ser llamado Oxalc, que decía provenir de Ganímedes, una de las lunas de Júpiter, decía querer comunicarse con nosotros. Naturalmente lo tomamos como algo divertido, como un juego. Sin embargo, pedimos una prueba: se nos dijo que el 7 de febrero en el desierto de Chilca, a unos 60 kilómetros al sur de Lima, veríamos aparecer una nave”.

Y resultó ser cierto.

“Llegó la fecha de la cita, la hora indicada, y vimos una luz que iluminó todo como si fuera de día. Detrás de los cerros asomó una luz que se desplazó por encima de las crestas de las montañas, ubicándose hacia el lado derecho del horizonte. Desde allí empezó a balancearse, acercándose y descendiendo, y produjo en el grupo un gran temor. La luz se fue transformando en un objeto metálico discoidal, con una media docena de ventanitas y con luces multicolores laterales, que giraba sobre sí mismo. Todos captamos que nos decían que no bajaban porque no estábamos preparados”.

Pruebas irrefutables.

“A los pocos días del primer avistamiento, llevamos al lugar a mi padre y a gente de la Fuerza Aérea. En aquella ocasión, detrás de los cerros apareció un objeto cilíndrico de unos 150 metros de largo que se movía a velocidad de dirigible y se encontraba como a unos mil metros de altura. Al mes ya éramos ocho los que habíamos sido testigos de los avistamientos. A veces aparecía un objeto o hasta tres en formación. También ocurría que uno de ellos se dividía en varios o soltaba pequeños objetos redondos llamados caneplas, que son como ojos electrónicos o cámaras de televisión controladas a distancia, que revoloteaban alrededor de nosotros. Para junio de 1974 el grupo había crecido mucho, éramos como cincuenta o sesenta quienes íbamos a cada una de las salidas. Pero estos seres nos empezaron a decir que fuéramos en grupos no mayores de siete personas, grupos de afinidad y de sintonía”.

Extraños movimientos.

Y continuó su relato: “De pronto, en una ocasión en que estábamos en el desierto de Chilca, mientras conversaba con un compañero aparecí delante de todos, aproximadamente a dos kilómetros de distancia. Como no podía explicar este extraño caso de teletransportación, lo primero que pensé fue en dar la vuelta y regresar por donde habitualmente veníamos. Repentinamente me encontré detrás de una colina, cara a cara, con una medialuna luminosa de unos diez metros de diámetro, de cuyo interior salió una silueta humana que tres veces me invitó a acercarme. Al ver la silueta del ser metiéndose dentro de la luz y temiendo perder la experiencia, lo seguí. Sentí sensaciones diversas, como si el cuerpo se me quemara, mareos y náuseas, hasta que pude distinguir a una persona de aspecto humano delante de mí. Medía como 1,80 metros, tenía un rostro ancho y oriental, poco pelo, y estaba vestido con un traje brillante. Capté entonces que ese ser me decía que aquello era un Xendra, una Portal Dimensional o Umbral Espacio-Tiempo. Me contó que no son ellos los que se parecen a nosotros, sino nosotros a ellos, y que han venido a la Tierra desde tiempos inmemoriales, no solamente ellos, sino alrededor de sesenta razas distintas. No todos vienen con buenas intenciones, se encuentra de todo en el Universo. También vienen seres con aspectos zoomorfos, reptiloides, insectoides, humanoides que han evolucionado de felinoides. Algunos seres son seres de energía, que ya ni corporalidad física tienen. En el portal dimensional, me indicaron que viajaría a Ganímedes, una de las 16 lunas de Júpiter, a 600 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, y que el tiempo que viviría allí no se correspondería al tiempo de nuestro planeta. A los pocos pasos dentro de la luz, aparecí en un lugar totalmente distinto al del desierto de Chilca: era un valle y ocupando unas 15 o 18 veces el horizonte, en relación a como nosotros veríamos el Sol, estaba el planeta Júpiter y, al fondo, unas estructuras en forma de domos como si fueran de cristal”.

24 ancianos de la galaxia.

Al parecer existiría un “orden” por sobre todas las cosas. “Los extraterrestres nos dicen que nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene un gobierno compuesto por 24 seres, a los que ellos llaman los 24 ancianos de la galaxia, los mismos 24 seres del evangelio de San Juan. Se encargan de velar por la protección de mundos que se encuentran en vías de evolución, como la Tierra, y de evitar la intromisión de civilizaciones extraterrestres que esgrimen intenciones bélicas o de colonización o, inclusive, estudios científicos no autorizados por el orden establecido desde la Confederación de Mundos de la Galaxia”, indicó.

La Tierra de nunca jamás.

Sixto cuenta que existe un lado “b” de la historia que se conoce. Esta cara oculta de la realidad viene de mucho tiempo atrás: “Hace 1200 millones de años la Tierra murió producto de un impacto de lluvia meteórica que no solo extinguió la vida del planeta, sino que acabó con él. Para los extraterrestres el tiempo del Universo es una espiral ascendente. En una de las curvas, la Tierra murió, pero el Universo continuó. Entonces, un grupo de civilizaciones extraterrestres recibió la autorización de parte de jerarquías cósmicas para viajar a través del tiempo y del espacio a la Tierra antes de que muriera, creando con ello un tiempo alternativo y paradójico que se ha ido trenzando con el tiempo del Universo. Según esta teoría, nosotros vivimos en una realidad alternativa, en un tiempo irreconciliable con el original”.

Recuperar lo perdido.

“La intención era crear una civilización que evolucionara bajo un patrón diferente al de ellos, que les permitiera aprender o recuperar cosas que habían olvidado o descuidado. Según los extraterrestres, ellos han avanzado mucho tecnológica y mentalmente, pero a costa de sacrificar las emociones y los sentimientos. La idea era, una vez recuperado lo que necesitaban, cortar con esa línea alternativa. Pero en contacto con nosotros, se han contaminado y las emociones, los sentimientos, les han hecho perder las perspectivas. Esta contaminación logró que ambos tiempos comenzaran a aproximarse haciendo que surja un tercer tiempo. Para nosotros este hecho no cambió mucho las cosas, pero para ellos sí porque retomarían la historia”.

Cuando la realidad parece superar la ciencia ficción.

Sixto Paz Wells es tan preciso al contar todo cuanto expone, todas sus vivencias acuñadas a lo largo de innumerables investigaciones que realizó en varias partes del mundo, que impacta con cada dicho, en cada expresión. Impacta su conocimiento de la historia, otra de sus pasiones, y la relación que establece entre sus experiencias que se remontan a su infancia cuando su padre, también investigador, lo introdujo casi sin querer en estos temas que se respiraban en el ámbito familiar.

Por eso, sus dichos sobre la ovnilogía toman un sentido diferente, más elocuente y mucho más creíble a partir de sus precisiones. Escucharlo decir que el planeta Tierra y sus habitantes encierran una suerte de “experimento” manejado por inteligencias superiores, que buscan “recuperar” algo así como los sentimientos que los seres humanos vivenciamos, es un mensaje que debería hacer reflexionar a más de uno sobre lo que es la humanidad, el contexto en el cual se mueve y todo cuanto va sucediendo en el día a día en un mundo cada vez más desquiciado, con valores que se deterioran conforme pasa el tiempo.

Y entonces vale la pena reflexionar sobre aquello de que la Tierra estalló hace millones de años y ahora los visitantes lo que están evaluando es el pasado para rescatar valores que seres del futuro, muy avanzados, perdieron en el tiempo... Difícil, ¿no?







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