lunes, 4 de septiembre de 2017

La Extraña Vida de Simón el mago Cristiano, Pagano, Mago y Brujo


El conflicto de Pedro con Simon Magus por Avanzino Nucci, 1620. Simón está a la derecha, vestido de negro 1619.


La Extraña Vida de Simón el mago
 Cristiano, Pagano, Mago y Brujo


Simón el Mago, conocido también como Simon Magus en latín, llega a nosotros principalmente a través de su aparición en el Nuevo Testamento, en concreto en los Hechos de los Apóstoles 8:9-24, siendo el resto de antiguas fuentes, todas, posteriores a su muerte. Se habla de Simón bajo diferentes puntos de vista, pero sobre todo por haberse tratado de "un cristiano, judío y pagano fundador de una nueva religión, así como un mago, hechicero, filósofo religioso, un absoluto hereje, pseudoapóstol, pseudoMesías, una encarnación fingida de Dios; y 'padre de todas las herejías.'" Es con estas ideas generalizadas en mente como las enseñanzas de Simon Magus han perdurado durante tanto tiempo y de manera casi intacta.
Simón era un Samaritano de nacimiento, procedente de Gitta que viajó a Roma, en tiempos del Emperador Claudio (41-54 d. C.), promulgando todo tipo de actos mágicos por el camino. Simón fue un pagano cultivado en las artes de la magia y la brujería durante toda su vida conocida. Sin embargo, viviendo como vivió en un mundo en el que cristianismo y paganismo se daban la espalda por completo, Simón se mostró sumamente interesado en la más reciente fe cristiana, en particular al considerar el supuesto poder que el Espíritu santo podía transmitir a los piadosos mortales. Asombrado por las enseñanzas del Apóstol Felipe, Simón fue bautizado junto con la mayor parte de su comunidad samaritana y continuó siguiendo a Felipe para observar su trabajo y estudiar sus milagros. Pese a todo lo anterior, Simón nunca acabó de acatar la doctrina como se suponía que debía. En un intento de multiplicar sus poderes mágicos, Simon intentó pagar a los apóstoles Pedro y Juan para que el Espíritu Santo cayera sobre él, porque no lo sentía dentro de sí. Tras esa fracasada tentativa, Pedro se llenó de eterna repugnancia contra el mago. Después de esto, Simón hizo uso de la educación griega que recibió en su juventud, de sus supuestos poderes mágicos y de la doctrina cristiana para formular su propio camino, al que más tarde llamó Simonianismo, culminándolo con la creación de su propia religión.

De las enseñanzas gnósticas de Simón Magus , floreció la religión del Simonianismo, una secta gnóstica surgida en el siglo II, tras la muerte de su fundador. El pretexto de las enseñanzas de Simón consistía en que él era " la gran Potencia de Dios ", una falsa afirmación de ser el Mesías a ojos de los cristianos. Escribió su propia cosmología, declarando que el Fuego era la primera de todas las cosas y que, al ser tanto hembra como macho, dio a luz a un universo que consta de seis "raíces" diferentes: Nous (mente), Ennoia (pensamiento), Logismos (razón), Nthymêsis (reflexión), Phonê (voz), y Onoma (nombre). Nous se convirtió en lo que más tarde sería el Padre, presumiblemente una variación de Dios padre o Zeus y Ennoia era el equivalente de una diosa madre. Juntos, crearon seis paralelos a las raíces ya mencionadas: Ouranos (cielo), Gê (tierra), Aêr (aire), Hydôr (agua), Hêlios (sol), y Selênê (luna). (Como se puede observar, estos paralelismos (o eones) se llaman exactamente igual que los antiguos Titanes griegos. Durante aquella época no era extraño tomar términos prestados de otras religiones, ya que tantas convivían y crecían las unas junto a las otras)

Según la religión Simonia, el mundo fue formado de manera muy diferente de como creían romanos y cristianos. Los simonianos creían que Ennoia fue el primer pensamiento, surgido de la mente de Dios Padre, manifestándose a través de los ángeles. Según Simón, estos ángeles fueron los que que realmente crearon el mundo tangible y expulsaron lejos al primer pensamiento, celosos de su poder. Ennoia, como no podía retornar a Dios, se vio obligada a pasar de humano a humano durante años, culminando en la posesión de Helena -la consorte del propio Simon Magus- por parte de Ennoia. Por tanto los simonianos siguen a aquel Simón que no es otro que el Padre bajo forma humana, intentando reunirse con el primer pensamiento para traer así la salvación al mundo. Eran Simón y Helena quienes decidirían los destinos de la raza mortal, determinando quien iría al cielo y al infierno, más que decidirse esos destinos tras la muerte de cada individuo.

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